Finalmente y luego de tanta insistencia accedí a publicar este poema. ¿Por qué me costó decidirme? Porque no es de mi invención. Sin embargo y debido a que el creador de estos versos cumplió año hace tres días atrás y porque está delicadito de salud (cosa que comentaré en un próximo post) quise rendirle un pequeño homenaje a uno de los hombres más importantes en mi vida, a quién es mi mejor amigo y mi apoyo incondicional: mi padre...
El viejo roble danza
al son de la suave brisa.
El cielo llora su tristeza...taciturno.
La noche se apodera del paisaje,
las aves han callado su trinar.
El río continua sin cesar
su rumbo infinito hacia el abismo.
Mi abuela, guerrera de mil batallas,
se apresta a descansar.
Oh paisaje divino,
sollozos sueles arrancar.
Recuerdos recónditos de mi infante alma,
titilar dorados de mil cerebros en trance,
caricias de mil años santificados,
sonrisa de mil soles entumecidos.
Llanos y espesuras en perfecta armonía,
albas nieves sobre grises pieles petreas;
montañas y nieves entrelazadas,
como dos amores, inanimados.
Raíz de mis raices,
génesis de mis andanzas
mi campo soñado.
Recuerdo de mi infancia.
Muy lindas palabras Silvana, pucha que pena lo de tu papá, te llamaré para saber más detalles. Qué mas puedo decir!, para nosotras las mujeres nuestro Padre es como el Pilar que nos apoya y nos afirma en todos nuestros momentos dificiles, sin él poco podemos hacer...espero que las cosas mejoren.
Animo y un abrazo fuerte!